lunes, 11 de junio de 2007

Excélsior

A punto de ser nonagenario, El Periódico de la Vida Nacional renace de entre sus cenizas para escribir una nueva historia en la prensa mexicana, bajo la dirección de su nuevo propietario Olegario Vázquez Raña, exitoso empresario que ingresó en los medios de comunicación a través de Grupo Imagen.


El nacimiento

El 18 de marzo de 1917, justo cuando el país se preparaba para la plena entrada en vigor de la nueva Constitución recién promulgada en Querétaro, Rafael Alducín publica en la Ciudad de México por primera vez el periódico Excélsior y funda la casa editorial como sociedad anónima, para administrarlo, de la cual se convierte en su presidente y director general.

En poco tiempo, el periódico obtiene un número considerable de lectores, cuando la mayoría de los diarios que lo precedieron salían de circulación en la última etapa de la Revolución Mexicana y en los primeros años de la posrevolución. Más aún, Rafael Alducín emitirá dos publicaciones más con el sello de la casa editorial. La primera será Revista de revistas, adquirida a su fundador, Luis Manuel Rojas, la cual había visto la luz publica desde 1910; y la segunda será Los Jueves de Excélsior, de nuevo cuño. De igual forma, en 1936 comienza a publicarse la edición vespertina del diario bajo el nombre de Últimas Noticias de Excélsior, quedaba cuenta de las noticias de la guerra civil española.

Sin embargo, un conflicto laboral surge en la casa editorial durante la presidencia de Lázaro Cárdenas y se resuelve en 1938 con la creación de la Sociedad Cooperativa Excélsior Compañía Editorial, S.C. de R.L., bajo la dirección de Rodrigo de Llano. Será simbólico que ese mismo año, exactamente cuando Excélsior cumplía 21 años, se anunciaba la expropiación petrolera.

Posteriormente, en 1939, surge de la rotativa la segunda edición de Últimas Noticias de Excélsior, con lo que el diario alcanzaba tres ediciones al día (una matutina y dos vespertinas). Las condiciones para los años venideros estaban dadas.


La época de oro

En 1963 el señor Manuel Becerra Acosta se convierte en el director del periódico, así como presidente de la cooperativa, y comienza una época progresista en Excélsior que lo hará despuntar en la prensa nacional e internacional. En 1968, en el mismo año que el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz sofoca las marchas y movilizaciones de estudiantes con una matanza en Tlatelolco el 2 de octubre, Julio Scherer García se convierte en el nuevo director y en torno suyo se conglomerarán grandes intelectuales y periodistas de la época que llenarán las páginas del diario. Entre otros escribirán las plumas de Octavio Paz, Carlos Monsivais, Vicente Leñero, Miguel Ángel Granados Chapa, José Emilio Pacheco, Heberto Castillo, Joge Ibargüengoitia y Manuel Becerra Acosta hijo (quien fungiría como subdirector del diario), entre muchos otros.

No solo en México se luchaba contra el autoritarismo, también otras naciones hispanoamericanas sufrían una avalancha de gobiernos de este talante y de dictaduras sangrientas. En pocos años el esfuerzo editorial de Excélsior lo colocó como uno de los 10 diarios más prestigiosos del mundo y el más influyente de habla hispana en todo el continente, con un tiraje de alrededor de los 100 mil ejemplares diarios, ganándose por ello el mote de “La Monde de América Latina”.


Los años negros

La libertad de expresión que ejercía Excélsior, inevitablemente incomodó al régimen del presidente Luis Echeverría, así que su gobierno comenzó a maniobrar en contra. Primero, muchos empresarios dejaron de publicitarse en las páginas del diario para evitarse represalias de la autoridad, descendiendo drásticamente los ingresos; luego, aprovechando un divorcio entre la cúpula del diario con el resto de los miembros de la cooperativa, se creó una fracción contraria a la administración del diario. El desenlace fue en la asamblea general de la cooperativa del 8 de julio de 1976 cuando a gritos e insultos fue removido Julio Scherer García de la dirección bajo el argumento de malos manejos económicos.

Las cosas no quedaron allí: un nutrido grupo de editorialistas, columnistas, reporteros, trabajadores e incluso cooperativistas, salieron del periódico antes de que terminara aquél, llevándose tras de sí el prestigio obtenido. De la diáspora de Excélsior surgirían otros medios impresos que lucharían por la libertad de expresión con gran éxito: la revista Procesos (de Julio Scherer García en 1976), el diario Unomasuno (de Manuel Barcena Acosta hijo en 1977) y Vuelta (de Octavio Paz). Años después, un grupo de periodistas saldría de Unomásuno para integrar La Jornada (de Carlos Payán Volver en 1984).

Al frente de la presidencia y dirección general del Consejo de Administración de la cooperativa quedó Regino Díaz Redondo, dirigente del movimiento en contra de Julio Scherer García. Se estableció entonces un periodismo dependiente de las inserciones gubernamentales que mantenían la editorial y, por ende, sin libertad de expresión. Mientras las administraciones fueron abundantes, como la de José López Portillo, a la cooperativa le fue bien. Incluso comenzó la construcción de su nueva sede en La esquina de la información de Paseo de la Reforma y Bucareli. Pero cuando se iniciaron las crisis económicas del país en 1982, a la cooperativa le comenzó a ir mal, al grado de cancelar la construcción de los pisos superiores de su sede.


La crisis del diario

Las crisis económicas al termino de cada sexenio presidencial, el despertar de la sociedad civil tras los sismos de 1985, la coyuntura política surgida por la crisis electoral de 1988, el surgimiento del E.Z.L.N. en Chiapas en 1994, el surgimiento de nuevos diarios capitalinos, pero sobre todo, el desprestigio cada vez mayor de Excélsior, ahuyentaron a los lectores, desplomaran las ventas y aumento la dependencia de la cooperativa de las inserciones del gobierno.

Pero es a partir de 1995, con la presidencia de Ernesto Zedillo, en que las inserciones también comienzan a descender, la nueva crisis económica comienza a hacer estragos en la maltrecha administración de la casa editorial y se suprimen diversas ediciones, secciones, servicios informáticos y prestaciones laborales. Finalmente, se dejan de pagar las cuotas de seguridad social al IMSS, INFONAVIT y SAR, los impuestos, los servicios públicos de agua y electricidad, y lo que es peor, a las agencias internacionales de prensa y las facturas de papel y tinta. Coincidentemente el gobierno priísta comienza a llegar a su fin.

Para que Excélsior se siga publicando necesita entonces de dinero y Regino Díaz Redondo, comienza a gestionar la venta disfrazada de una inyección de capital. Y justo cuando el país se prepara para la toma de protesta de Vicente Fox como el primer presidente no priísta recientemente electo, durante la asamblea general de la cooperativa del 20 de octubre de 2000 es destituido Regino Díaz Redondo, acusado de malos manejos, enriquecimiento por desviación de recursos y de querer vender acciones de la cooperativa a espaldas de sus agremiados. El tiraje solamente alcanzaba aproximadamente los 20 mil ejemplares al día, principalmente con los suscriptores leales al cabezal.


El fin de una era

El 30 de octubre de 2000 la asamblea general de la cooperativa nombra a Patricia Guevara Santibáñez como directora general del Consejo de Administración y a Armando Sepúlveda Ibarra como director del diario. Ambos habían sido los dirigentes del movimiento que había destituido a Regino Diaz Redondo. Su misión fue darle credibilidad al periódico a través de la libertad de expresión, al igual que de impulsar la salvación del proyecto cooperativista; sin embargo, heredaron una deuda millonaria que hacía inviable cualquier proyecto editorial que no fuera acompañado de recursos económicos.

Al año siguiente, en 2001, Rafael de la Huerta asumió la presidencia del Consejo de Administración tras ser destituida Patricia Guevara Santibáñez por no poder afrontar la crisis económica, además de que se le acusó de ligarse con intereses del sindicato petrolero impidiendo darle al periódico una base mínima de credibilidad. Entonces la realidad económica se impuso a cualquier sueño de rescatar la cooperativa sin dinero y por ello, en junio de 2002, una asamblea general decidió la venta del cabezal e inmuebles de Excélsior. No obstante lo anterior, grupos de cooperativistas se negaron a aceptar ese hecho y se inició una nueva crisis al interior la casa editorial que hundió aún más en el descrédito al diario.

Muchos compradores desfilaron por las instalaciones de La esquina de la información para hablar sobre la venta durante los tres años que siguieron, sin que se concretara nada.

En 2004 se produjo un nuevo cambio en la dirección de la casa editorial: José Manuel Nava sustituye a Armando Sepúlveda en la gerencia general y más tarde Armando Heredia asumiría la presidencia del Consejo de Administración con la ingrata tarea de dar el carpetazo final a la cooperativa.


El nuevo Excélsior

El 23 de enero de 2005 la asamblea general de la cooperativa decidió, en una votación de 591 a favor y 7 en contra, la venta de Excélsior a Olegario Vázquez Raña, presidente de Grupo Empresarial Ángeles y de Grupo Imagen, por un valor total de 585 millones de pesos más pasivos fiscales, de seguridad social y de proveedores. La mayor parte del dinero de la venta se usó para liquidar a los cooperativistas y trabajadores de la cooperativa; y algunos tuvieron la suerte de ser recontratados para que no se interrumpiera el trabajo de la rotativa.

En la nueva empresa, Periódico Excélsior, S.A. de C.V., quedó como presidente Olegario Vázquez Raña, vicepresidente Olegario Vázquez Aldir y director general Ernesto Rivera Aguilar; quienes de inmediato trazaron un cambio radical en el periódico para hacerlo un proyecto económicamente viable y con credibilidad.

Con motivo del 89º aniversario de Excélsior, se transformó su imagen totalmente, todas las secciones internas se cambiaron y se lanzó una nueva página de internet; pero sobre todo, se invitó a colaborar un gran número de plumas de prestigio periodístico de todas las tendencias. En los editoriales sobrevivió Maruxa Vilalta ahora junto con personajes como Gilberto Rincón Gallardo, Mario Moya Palencia, el arzobispo-cardenal Norberto Rivera Carrera, entre otros. Y como columnistas se integraron Ángel Verdugo, Jorge Fernández Menendez, Denise Maerker, Leo Zuckermann, Pedro Ferriz de Con, Adrian Rueda, entre muchísimos más.

Si bien, el cabezal tiene una larga trayectoria, el proyecto editorial arranca desde ceros, para construir un prestigio nuevo hacia el futuro. Aprendiendo de sus aciertos y errores, y cimentándose sobre su historia.

(Texto original del 30 de mayo de 2006)